Extra, extra: ¡la UNQ, ahora en Nature!

Cinco investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), junto a colegas de la Universidad de Florida y del Laboratorio Nacional de Los Alamos (EE.UU.), han contribuido mediante técnicas de simulación computacional en una de las publicaciones internacionales de mayor impacto: la revista científica Nature Communications. Se trata de Sebastián Fernández Alberti (Prof. titular en la UNQ e Investigador Independiente de Conicet); Nicolás Oldani (Investigador Asistente de Conicet); Dianelys Ondarse Álvarez (Prof. Instructora en la UNQ y becaria postdoctoral Conicet); Laura Alfonso Hernández (becaria doctoral Conicet); y Beatriz Rodríguez Hernández (becaria doctoral Conicet).

Ahora bien, ¿de qué hablamos cuándo nos referimos a “Simulación de procesos de fotoexitación con fines útiles de aplicación en dispositivos electrónicos”? Básicamente, se preocuparon por estudiar aquello que ocurre con las moléculas orgánicas siempre que absorben radiaciones lumínicas. Estas moléculas son empleadas, comúnmente, en dispositivos optoelectrónicos (aquellos cuyo funcionamiento depende de la luz) de uso corriente como luces LED o sensores lumínicos. Desde aquí, “el objetivo es hallar nuevos materiales capaces de absorber la energía lumínica y mejorar su eficiencia en la generación de energía eléctrica con fines utilizables”, explica Sebastián Fernández. Y luego completa: “hoy en día esa capacidad de conversión de energía lumínica en otros tipos de energía es muy baja en comparación a lo que logra la naturaleza mediante procedimientos como la fotosíntesis”.

La analogía con el modelo de la fotosíntesis resulta ilustrativa al respecto. Durante este proceso, las plantas –a través de sus moléculas receptivas– captan la energía lumínica y la transforman en energía química. Algo similar acontece en la investigación, aunque en este caso el producto obtenido es la energía eléctrica. “En contraposición a lo que tradicionalmente se creía, advertimos que en el proceso de absorción lumínica por parte de las moléculas orgánicas no solo participaban los electrones. En efecto, nos dimos cuenta que también influía un movimiento de tipo vibracional del que es protagonista el núcleo”, subraya. En esta línea, “cuanto más conocemos acerca de las características del procedimiento que ejecutan las moléculas, más simple será controlarlo y destinarlo al aprovechamiento humano”, plantea.

¿De qué manera arribaron a este resultado? Como los experimentos –en espectroscopia láser– se desarrollan fuera del país, ya que requieren de instrumentos tecnológicos muy específicos y capaces de realizar este tipo de mediciones, la opción que manejaron los científicos de la UNQ fue resolver las incógnitas a partir de las bondades de la simulación computacional. En este afán, recrearon el fenómeno experimental a partir de herramientas de la informática.

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