La UNQ, en la revista científica Journal of Biological Chemistry
Hace más de diez años que el Grupo de Biología Estructural y Biotecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) estudia –entre muchas otras cosas– la proteína humana ICA512. Dentro de los últimos descubrimientos del grupo se encuentra el publicado ahora en la centenaria y prestigiosa revista científica Journal of Biological Chemistry.
ICA512 se localiza en las células beta pancreáticas junto a la insulina, la hormona que nos ayuda a incorporar los hidratos de carbono –y cuyo mal funcionamiento deriva en la diabetes–. Hasta el momento se creía que ambas proteínas eran independientes. Sin embargo, el equipo liderado desde la UNQ por Mario R. Ermácora y Pamela Toledo determinó que esto no es así.
“Uno de los mayores hallazgos de este trabajo es que la ICA512 (técnicamente una porción de ella, llamada RESP18HD) y la insulina que se producen de forma separada luego se conectan e interactúan”, explicó Ermácora. ¿Qué significa esto? El investigador señaló que no todas las proteínas dialogan entre sí. Que se “hablen” implica que entran en contacto físico y participan juntas en una acción fisiológica, que hacen algo dentro del metabolismo.
En este caso, la RESP18HD y la insulina se toman de la mano para crear un condensado proteico. Esta es la segunda novedad del artículo: la mayor parte de las proteínas son solubles pero estas dos, al unirse, abandonan este estado y cambian de fase. Para entenderlo, imaginemos que en un vaso con agua colocamos un poquito de aceite. Esas pequeñas gotas que no se mezclan serían el condensado de proteínas que estos científicos descubrieron.
“Por un lado, entonces, se describe en el paper la interacción de la proteína con la insulina. Con esto sumamos una porción de información nueva a un tema del que no se sabía demasiado”, añade Toledo. En este sentido, el hallazgo abre nuevas preguntas para terminar de conocer el mecanismo completo que tiene lugar en el cuerpo humano.
Por otro –y ya mirando hacia el horizonte– los expertos se animan a considerar otras opciones. Es que resulta que la insulina tiene una tendencia (ya conocida) a degenerarse y formar unas fibras similares a las que se ven en enfermedades neurodegenerativas (como el Alzheimer y las distrofias musculares). En ensayos preliminares in vitro, los autores advirtieron que la presencia de RESP18HD impide la formación de ese tipo de fibras.
“Si bien elucidar cuáles son los mecanismos de determinados procesos biológicos es fundamental para el diseño de fármacos y terapias, nuestro caso es aun muy prematuro. Por el momento, nos interesa terminar de entender los mecanismos de los procesos, por lo que no hay que esperar ninguna aplicación en lo inmediato”, consideró Ermácora.
El equipo de la UNQ no estuvo solo en su trabajo. La investigación se realizó en conjunto con el Departamento de Diabetología Molecular del Hospital Universitario y la Facultad de Medicina de la Universidad Técnica de Dresden (Alemania). El grupo alemán está liderado por el profesor Michele Solimena e integrado por Juha M. Torkko, Andreas Müller, Anke Sönmez y Carolin Wegbrod.