La ciencia y sus preguntas
En la cima más alta de una montaña, en la profundidad de un mar oscuro e infinito, a cientos de metros bajo tierra o frente a un monitor que proyecta funciones desde el interior del cerebro: ¿qué lleva a alguien a este tipo de lugares?
Es extraño, al menos por un instante, pensar que los sueños, y las herramientas de la ciencia para entenderlos, pueden movilizar y capturar la vida entera de una persona. Sin embargo, el documental “Lo más desconocido” (The most unknown, dirigido por Ian Cheney, asesorado por Werner Herzog y estrenado en 2018) nos transporta a esos lugares inesperados y a la curiosidad humana asociada.
Nueve científicos de distintas disciplinas -microbiología, astrofísica y psicología cognitiva- son enviados a sitios extraordinarios y exóticos del mundo para participar en investigaciones que desconocen. El audiovisual transcurre a medida que cada protagonista presenta su objeto de estudio y disciplina, para abandonarlos, salir de su zona de confort y, en un sistema de postas, viajar a la ciudad de un colega a descubrir y participar en la investigación que el otro realiza.
Así se desarrollan ocho interesantes intercambios y un argumento basado en preguntas profundas sobre el conocimiento, el tiempo, la vida y lo humano. Como los protagonistas afirman: “Nunca sabes adónde te llevarán estas conversaciones”.
Aunque disponible en la plataforma “N”, por el ritmo y el argumento, el documental exige un esfuerzo de atención mayor al que estamos acostumbrados. Y no defrauda en los interrogantes y reflexiones que propone sobre la ciencia.
Es llamativo que áreas como la física o la psicología cognitiva se repitan, a la vez que se presentan trabajos desde perspectivas muy diferentes entre sí. Y es aun más notorio que estén ausentes las ciencias sociales. ¿Cuánto dice acerca de la concepción sobre la ciencia esta omisión?
Por otra parte, si bien el abordaje interdisciplinario no es novedad, resulta original asistir, a través de una fotografía increíble, a la experiencia de un investigador que se pone en los zapatos de su colega para trabajar en lugares tan remotos como un acelerador de partículas enterrado bajo los Alpes italianos o una isla de monos en Puerto Rico.
La imagen de la habitación científica cerrada, aislada y, en apariencia, carente de significado, contexto y emoción es borrada de un plumazo por Cheney con la irrupción de los recorridos, sentimientos y preguntas humanas, más allá del laboratorio. El film nos invita a preguntarnos: ¿qué empuja a la Humanidad a buscar incansablemente en lo desconocido?
Hay un detalle muy importante en la narración al explicitar que no todo es “una publicación bonita”. Sino, básicamente, procesos de varios años de trabajo, incertidumbres e intentos fallidos para dar pequeños pasos.
El neurocientífico Anil Seth expresa: “Al vernos podrían pensar que pasamos por muchas frustraciones al hacer ciencia y preguntarse ¿por qué lo hacen?”. La ciencia está llena de ejemplos de entendimiento de cosas que parecían incomprensibles. Ahí yace para los protagonistas lo emocionante.
Es así como con vaivenes, paisajes y contactos de todo tipo que esta historia de una hora y media abre sus puertas a los grandes interrogantes de la historia de la humanidad y entusiasma con el permiso irrestricto para acercarnos al mundo científico. También propone una moraleja: nadie sabe a dónde va ir la ciencia mañana.
Texto escrito por Eleana Fredez y Mara Puente, en el marco de las actividades del Taller de Comunicación de la Ciencia, Licenciatura en Comunicación Social, Depto. de Ciencias Sociales.
:: Ficha técnica
Título: The Most Unknown (Original)
Dirección: Ian Cheney
Producción ejecutiva: Greg Boustead
Estreno: Mayo de 2018 (Mundial)
Duración: 88 minutos
Género: Documental
Países de origen: Estados Unidos