Los gritos del Zika
Estos días estamos saturados de historias y voces sobre el coronavirus (Covid-19). Pero si aguzamos los oídos, también se oyen gritos de dolencias que hoy no encuentran lugar en las marquesinas. Una de ellas es el Zika. A la historia enorme y silenciosa de este virus tapado le ponen voz las brasileñas Sarah Azoubel y Bia Guimarães, en el podcast en portugués 37 Graus.
Su reciente serie “Epidemia” denuncia, en medio de la pandemia actual, el padecimiento de miles de niños y niñas con microcefalia que son hijos del Zika. Los episodios además recuerdan que este primo del dengue, que también viaja en el mosquito Aedes aegypti, enferma cada año a miles de personas en el mundo. Y, por cierto, que en cada cambio de calendario millones de humanos y humanas se infectan con dengue y cientos de miles con chikungunya.
El Zika se conoció a fines de los ‘40 en Uganda, explican en su crónica sonora Sara y Bia. Brotó en 2007 y 2013 en islas del Pacífico. Pero mostró su cara real cuando infectó una población grande con la que nunca había tenido contacto. Eso fue en 2015. Primero barrió el nordeste de Brasil, luego se esparció por el mundo. Llegó sin avisar, escondido bajo el alboroto de la Copa del Mundo (2014), el impeachment a Dilma, el carnaval y los brotes –sí previstos y gigantes- de dengue y chikungunya, otros socios del club de los desatendidos.
Llevó tiempo, mucho debate y desconcierto científico identificar al Zika. También probar su costado más siniestro: la multiplicación –al menos en nueve veces- de recién nacidos con complicaciones neurológicas de todo tipo por causa de la infección congénita.
“Epidemia” recupera, en sus siete episodios disponibles en todas las plataformas, sonidos del ayer para aclarar los ruidos de hoy y alertar los estruendos de mañana. Eso la hace una pieza periodística valiosa. Derriba el árbol y muestra el bosque. Así informa que hay virus de todo tipo (de bacterias, hongos, plantas, gente y de otros virus); que los virus viajan en mosquitos que viven desde el Jurásico y a los que no estaríamos controlando como repartidores de enfermedades; y que los saltos de virus de animales a humanos, que se relacionan con nuestro maltrato al ambiente, son cada vez más frecuentes. Este podcast también nos recuerda que los grandes espectáculos deportivos son, desde siempre, multiplicadores de enfermedades.
La ventana que abre “Epidemia” ayuda, además, a ver diversas controversias. Algo que es rutina en las ciencias. Un ejemplo son los conflictos en torno a trabajos con mosquitos transgénicos y bacterias para intentar eliminar virus. Asimismo, revela lo que no es hábito en las ciencias. Investigar en tiempos guerra: recolectar información, trazar perfiles de casos, analizarlos y testear hipótesis, incluso improbables. Todo contrarreloj. Un escenario tan angustiante y oscuro como el que impone la pandemia actual.
Ver el bosque desnuda, igualmente, conflictos económicos, políticos y sociales relacionados con los virus: las mujeres cuidan solas a los hijos del Zika; muchas de ellas sin siquiera ejercer derechos de salud reproductiva; la clase social habilita o impide posibles salidas como el aborto o la gestación en el exilio; el Poder Público está ausente aunque es responsable de controlar al vector (el mosquito) y cuidar a las víctimas; el impacto de la enfermedad en sectores vulnerables es más grave, como ya sabemos y naturalizamos.
37 Graus es un proyecto que se materializa en redes sociales pero se produce en las calles, yendo a buscar historias que esquivan lo inmediato (la serie “Epidemia” se empezó a producir en 2019 cuando la Covid-19 aún no estaba en el horizonte de los titulares). Además, combina el universo sonoro que actualiza el podcast con la crónica, el género que le pone mirada extrema a lo que ya conocemos.
Como buena crónica, su final no es obvio ni clausura. Abre más preguntas: después de la pandemia actual, ¿seguirá la inversión en ciencias corriendo y concentrándose en la emergencia? ¿O se hará evidente que financiar investigación en virus emergentes nos prepara para los próximos desafíos? ¿Cómo está hoy la inversión en investigación de otras dolencias infinitas como el dengue?
En tiempos en que se pregonan nuevas formas de periodismo y divulgación científica multiplataforma, al mismo tiempo que el descrédito y la desconfianza ensombrecen toda labor comunicativa, 37 Graus es una de esas experiencias que nos recuerdan que las historias y la voz todavía tienen un valor. Uno muy especial para las denuncias y las preguntas.
Ficha técnica de “Epidemia”:
- Presentación, producción y edición de sonido: Bia Guimarães y Sarah Azoubel
- Música: Gabriel Falcão
- Ilustraciones: Larissa Ribeiro
- Colaboradores: Bruno Horowicz Rezende, Jeferson Batista e Mariana Rodrigues.
- Redes sociales: https://37grauspodcast.com/; @37Graus
Caja de datos:
- La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la emergencia global en 2015 por el brote de Zika. Esa etiqueta también se usó para poliomelitis, Ébola, gripe porcina y el actual coronavirus (SARS-COV-2).
- En 2019 Brasil tuvo 1 millón y medio de casos de dengue, 130.000 de chikungunya y 10.000 de Zika.
- Algunas hipótesis de cómo Zika llegó a Brasil son: con la Copa del Mundo de 2014 y un campeonato de canoa en Río de Janeiro con deportistas de Islas del Pacífico.
- Además de microcefalia, el Síndrome Congénito de Zika puede causar diversos problemas cognitivos que afectan el habla y la movilidad.
- “Un virus es una entidad biológica que está en el límite de lo que conocemos con vida.”
Caja de voz con Sandra Goñi, directora del Laboratorio de Virus Emergentes de la UNQ:
*Por María Eugenia Fazio, en colaboración de Gustavo Zanella. Texto realizado en el marco del Taller de Comunicación de la Ciencia de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNQ.