Bacterias, las principales aliadas

Adolfo Iribarren, docente investigador de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y director del Laboratorio de Biocatálisis y Biotranformaciones, encabeza un estudio que se propone como una estrategia novedosa para descontaminar espacios acuáticos y terrestres modificados por el uso de pesticidas. Mediante el empleo de bacterias (de las especies Nocardia asteroides y Stremtomyces setonii) se pretende lograr la degradación de los tóxicos y la inactivación de compuestos organofosforados.

Sin embargo, ¿qué son los organofosforados? Son compuestos químicos que emergieron durante la Segunda Guerra Mundial al sintetizarse como armas químicas. En la actualidad, grupos terroristas y ejércitos nacionales los utilizan como insumos por sus cualidades para atacar de modo directo el sistema nervioso central de sus víctimas. Del mismo modo, participan de fórmulas para pesticidas, cuya aplicación contamina espacios naturales que luego cuesta décadas restablecer.
En este marco, a partir de los mecanismos de biorremediación, examinan el potencial de los microorganismos para biodegradar contaminantes tóxicos. “Observamos que había bacterias cuya actividad era no-patógena y ello abría la puerta para ser utilizadas en la descontaminación de aguas con importantes grados de polución”, señala.

Además, como se trata de microorganismos que presentan mucha actividad en altas temperaturas, son susceptibles de ser empleados en la recuperación de suelos. “Es cierto que se trata de un desafío más complicado pero sobre el que también se puede avanzar. Contamos con una temperatura superficial de la tierra muy elevada, por los fenómenos de la irradiación solar. Por lo tanto, pensamos que podrían funcionar en este tipo de climas”, apunta al respecto.

¿De qué manera los hallazgos podrían traducirse en buenas noticias? “La aplicación se encuentra un poco más lejana, pero es un horizonte posible. La idea es fabricar un reactor que contenga una columna en la que estén atrapadas las bacterias identificadas, para funcionar como purificador de aguas contaminadas”, concluye.

El equipo de investigación conducido por Iribarren concentra sus esfuerzos, por un lado, en las biotransformaciones a partir de la utilización de enzimas y bacterias para catalizar reacciones químicas; y por otra parte, en la síntesis de oligonucleótidos -fragmentos de ADN o ARN- modificados químicamente con el objetivo de investigar acerca de las terapias génicas y el desarrollo de antivirales y fármacos empleados para tratamientos en virus y cáncer.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.