Señores: ¡tengo una idea!
Las innovaciones surgen como respuesta a las necesidades y los problemas que plantea el desarrollo. Se trata de soluciones creativas, ideas con valor agregado que modifican una situación concreta o un estado de cosas para un grupo social determinado. En este sentido, existen innovaciones tanto de productos como de procesos productivos y comerciales (vinculadas al crecimiento de las pymes), innovaciones sociales o motivadas por razones desvinculadas de la búsqueda de lucro económico e innovaciones de carácter institucional.
Sin embargo, queda dicho: la creatividad no es innata ni se gesta de forma descontextualizada. Por el contrario, en las sociedades contemporáneas es vital la generación de iniciativas que estimulen a las poblaciones, en un escenario que otorgue sentido, vuelva complejas y articule a las ideas particulares para que se transformen en soluciones de mayor alcance y envergadura social. En esta oportunidad, el economista y docente investigador de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), Fernando Peirano, narra cuál es el proceso que permite que una invención se transforme en innovación, describe el paisaje de las innovaciones en Argentina, al tiempo que plantea los horizontes de aplicación presentes en las líneas de investigación de la que participa y es referente.
-Usted se dedica a un área de estudio denominada “economía de la innovación”. ¿Cómo podría definirla?
-Es una subdisciplina que discute temáticas como la economía y el desarrollo, y que se interesa por analizar los factores y el proceso a través del cual se genera el conocimiento. En especial, aquel que se transforma en soluciones, expresadas en invenciones o innovaciones. Implica pensar, por ejemplo, en qué estimula y qué obstaculiza la aparición de nuevos productos, así como también en los procesos de fabricación. El trabajo de los científicos se inserta en una institución, en un contexto social que define agendas, recursos, premios y castigos. Desde aquí, es vital conocer cómo las ideas se transforman en resultados concretos.
-¿Cómo se distinguen las invenciones de las innovaciones?
-Si pensamos en las innovaciones de productos o procesos productivos, desde el momento en que alguien paga por una solución determinada, la valora como útil, pasa el filtro de mercado y logra distinguirse del resto de las invenciones para transformarse en una innovación. Hay miles de ideas, pero solo un puñado llega a esa etapa. De hecho, hay trabajos que señalan que solo una de -aproximadamente- tres mil ideas llega a convertirse en innovación.
-En este sentido, ¿podría describir ese proceso mediante el cual una invención se transforma en innovación?
-Hoy sabemos que las innovaciones no surgen espontáneamente. Para las instituciones y para el mercado es un gran desafío poder operativizar esa selección, sobre todo, porque se trata de un proceso ajeno a la voluntad de las personas involucradas. Es necesario crear reglas e instrumentos para que ese dispositivo de selección no sea capturado, por ejemplo, por un conjunto de empresas que pueden sesgar y elegir lo que les favorezca de acuerdo a sus intereses. Es central, desde aquí, que los productos estén asociados a las necesidades y desafíos del lugar, y no a agendas internacionales.
-En Argentina, ¿cómo podría describir el paisaje de las innovaciones?
-En el país hay islas, subconjuntos, espacios más o menos interesantes, pero no se ha alcanzado una dimensión que atraviese de modo general a todos los sectores y actores. Aun nos falta avanzar para que las innovaciones formen parte central de las agendas de los decisores de políticas públicas y consumo.
-De modo que se trata de un problema común a múltiples áreas de interés. ¿Podría mencionar alguna?
-En el sistema de salud argentino, por ejemplo, nunca se aprovecha la enorme cantidad de especialistas que realizan investigaciones en el campo de las ciencias médicas. Tampoco hay articulación con el sector de desarrollo de equipamiento médico. Cuando se importa la tecnología, la solución viene incorporada. Todas las áreas se manejan por separado y esto complica aún más una situación que de por sí no es favorable.
-Cuando señala que “la solución viene incorporada en la tecnología”, ¿se refiere al conocimiento “codificado” y al “tácito”?
-Exacto. El conocimiento presenta dos aspectos: el “codificado” y el “tácito”. El codificado remite al saber que puede transformarse en instrucciones y papers; mientras que el tácito se produce, articula y distribuye de una manera distinta: a través del contacto cara a cara, la cercanía, el “aprender haciendo” que vincula al maestro con el aprendiz. Entonces, incluso cuando se importan tecnologías, es necesario desarrollar un saber-hacer que involucra capacidades complementarias.
-¿Cómo se incentiva la producción del conocimiento tácito?
-A través del armado de lugares de encuentro, networking, seminarios y diferentes modos de trabajo asociativo, porque ahí es -precisamente- cuando las ideas comienzan a tomar valor.
-Y así comienzan a transformarse en innovaciones…
-Eso mismo, comienzan a transformase en innovación, adquieren un valor social.
-Por último, ¿cuáles son los horizontes de aplicación del campo de estudio del que usted participa?
-La línea de investigación de la que participo, vinculada a los estudios en Economía del desarrollo, tiene múltiples horizontes de aplicación. Entre ellos se destacan la promoción de una visión crítica respecto al avance de los robots en la producción y el eventual reemplazo de mano de obra; el análisis del diseño, la aplicación y la evaluación de las políticas productivas en nuevos sectores (como el litio); así como también la promoción de la puesta en marcha de redes de centros tecnológicos y la implementación de planes estratégicos al respecto.