Un proyecto científico con foco en los pacientes
Miembros del Centro de Oncología Molecular y Traslacional de la UNQ fueron seleccionados para conformar un laboratorio en el Hospital El Cruce de Florencio Varela.
De manera reciente, el Centro de Excelencia en Medicina Traslacional (CEMET), que corresponde al Hospital “El Cruce- Néstor Kirchner” de Florencio Varela, abrió la convocatoria para la conformación de laboratorios y uno de los proyectos adjudicados fue el presentado por miembros del Centro de Oncología Molecular y Traslacional (COMTra) de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) relacionado a cáncer colorrectal. El vínculo, producto de la sinergia lograda entre los miembros de esta casa de estudios y la institución de salud, representa la intersección precisa entre lo básico-preclínico (aportado por la Universidad) y lo clínico-patológico (brindado por el Hospital).
“Es un salto enorme formar parte de una unidad que físicamente está dentro de un Hospital como El Cruce, con sus características distintivas, el nivel y el renombre que tiene”, expresa Juan Garona, biotecnólogo e Investigador de la UNQ. Luego continúa con su descripción: “Nos potenciará mucho, ya que se trata de una institución de referencia, de alta complejidad y que funciona en red por lo que está contactada con más de 200 hospitales”. Al respecto, apunta Daniel Alonso, director del COMTra: “Para nosotros se trata de un vínculo muy importante el que estamos acordando, porque implica un salto cualitativo muy grande en las investigaciones. A lo que investigamos en animales, ahora se sumará lo que podremos ver con mayor frecuencia en humanos”.
A continuación, se narran las características de este nuevo espacio que reunirá a especialistas de diversas disciplinas para el desarrollo de tratamientos oncológicos con el foco en los pacientes, con la mirada clavada en la aplicación y el impacto social del conocimiento.
La génesis del vínculo y el eje en la aplicación
“El CEMET tiene varios años pero nunca estuvo operativo al 100%, de hecho, tenía cuatro de sus 16 laboratorios vacantes. Hubo muchísimos problemas, pero durante el último año, más allá del contexto de pandemia que está lejos de ser el ideal, la situación logró encausarse. Cuando nos enteramos de la convocatoria, nos contactamos con el Servicio de Gastroenterología del Hospital y nos presentamos”, explica Garona. Y completa: “Nos complementamos bien porque cada grupo encontró en el otro la parte que le faltaba desarrollar”.
Desde esta perspectiva lo entiende Daniel Alonso, quien desde años persigue la posibilidad de trazar vínculos con instituciones de la salud que tengan experiencia y contacto con pacientes. “Nosotros venimos muy comprometidos con que cada una de las actividades que llevamos adelante tenga una mirada de aplicación y responder a las necesidades concretas de los pacientes. El vínculo con los hospitales públicos, en este sentido, para nosotros es fundamental”, sostiene.
Bajo esta premisa, la relación cultivada con el grupo de Gastroenterología del Hospital El Cruce que investiga con minucia las implicancias y las terapias para cáncer colorrectal fue crucial para poder presentarse a la convocatoria y, finalmente, ser seleccionados para conformar un laboratorio en las instalaciones que posee en Florencio Varela. “Ellos venían con un trabajo muy interesante relacionado a la detección temprana del cáncer y biomarcadores de personas con predisposición a esta enfermedad. Nosotros, por nuestra parte, veníamos con toda nuestra experiencia preclínica, tanto con drogas originales como con aquellas de reposicionamiento”, plantea Alonso.
Con la experiencia previa de ambos grupos, solo restaba un espacio en el cual volcar todas las potencialidades. Y la convocatoria operó como puente de acceso. “Juan Garona se presentó a la categoría de ‘Investigador joven’ y todos nosotros, es decir, parte del Centro de la UNQ y parte del personal hospitalario, lo hicimos como colaboradores de la propuesta que él armó. Así fue como, luego de varias entrevistas y presentaciones, nos otorgaron uno de los cuatro laboratorios. Una satisfacción muy grande”, admite.
Un dato a destacar es que las postulaciones mejor valoradas fueron aquellas que exhibieron la articulación traslacional entre el mundo de la investigación básica y el universo hospitalario. Por ello, el equipo que trabajará en el laboratorio disponible en El Cruce está conformado por investigadores e investigadoras de la UNQ y por miembros de los Servicios de Gastroenterología, Anatomía Patológica, Cirugía, Oncología y del Área de Investigación del Hospital.
Garona es el gran protagonista de la articulación, investigador joven de la Universidad y del Conicet que coordinará los esfuerzos de ambas instituciones. Lo describe de este modo: “A partir de ahora actuaré como intermediario entre las unidades asistenciales del hospital y la investigación básica-traslacional que se produce en la Universidad Nacional de Quilmes. En El Cruce contamos con un espacio propio y con una plataforma de uso común con múltiples equipos”. Además de los equipamientos necesarios, el Hospital posee un banco de tumores que se conforma a partir de las muestras de los pacientes. Ello, desde el punto de vista de Alonso, tiene “un enorme valor cuando se propone la búsqueda de nuevas terapias”.
Mirada prospectiva
La investigación en el campo de la salud requiere de una mirada prospectiva, a largo plazo, que necesariamente observe por encima de los hombros de la coyuntura. Y para construir una mirada capaz de planificar a largo plazo, hacen falta personas capaces de hacerlo. “Si bien el proyecto está orientado a cáncer colorrectal y a otras patologías del tracto gastrointestinal, como tumores de páncreas o de hígado, nuestra relación con el Hospital El Cruce recién comienza. Esto es simplemente el inicio, un hito que funciona como puntapié”, asegura Garona. Y remata “El hecho de estar ahí, de estar interactuando con los servicios hospitalarios de modo directo, es lo que nos permitirá en el mediano plazo sacar el máximo provecho”.
Si hay instituciones con capacidad para construir horizontes de posibilidad y desde allí procurar transformar el presente son las universidades del conurbano, ancladas en territorios que saben de obstáculos pero también cuentan con experiencia para sortearlos. Y dentro de ellas, la Universidad Nacional de Quilmes ejerce un rol de referencia. “Para las personas que evaluaron nuestro trabajo tiene un valor muy grande que nosotros vengamos de la UNQ, tanto por los antecedentes de nuestro equipo, así como también por todo lo que representa en el territorio y la comunidad. Estamos orgullosos del lugar al que pertenecemos”, concluye Alonso.
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Miembros de la UNQ que también participan del proyecto colaborativo
-Valeria Segatori, Florencia Gottardo, Natasha Sobol, Luisina Solernó
Miembros del Hospital El Cruce
-Servicio de Gastroenterología: Raúl Matanó y Karina Yonamine
-Área de Investigación: Cecilia Curvale
-Servicio de Anatomía Patológica: Viviana Tassi, Esteban Vogel y Julieta Sáenz
-Servicio de Cirugía
-Servicio de Oncología
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